Una de las tantas versiones, cuenta que los aztecas fueron expulsados de Aztlán cuando Huitzilopochtli les ordenó buscar otro lugar y cambiar su nombre por el de mexicas.
Luego de una dura y peligrosa peregrinación (que duró alrededor de 100 años, según las creencias tradicionales), los aztecas llegaron al Valle de México, y allí fueron perseguidos y utilizados como servidumbre por diferentes grupos y se establecieron momentáneamente en islotes encontrados.
Según cuenta la leyenda, los aztecas habían viajado hacia el sur en busca de un nuevo lugar donde vivir. Su dios Huitzilopochtli, les había anunciado que debían construir su nuevo reino en el lugar donde vieran un águila (Quetzacoatl) peleando con una serpiente sobre un cactus.
Los guerreros aztecas, vieron esta señal en una isla del Lago Texcoco, en la región central de México. En esa isla construyeron su capital, Tenochtitlán, a mediados del siglo XIV.
La isla contaba con pocos recursos naturales, como piedras y madera para la construcción.
No obstante, los aztecas encontraron maneras de solucionar estos problemas; comenzaron levantando un santuario y cabañas muy pobres, pero poco a poco construyeron templos, centros ceremoniales y una gran ciudad que llegaría a ser el mayor imperio de México.